(...) El ataúd no sólo era el mueble más suntuoso de la casa. Era, además, el único agradable a la vista que había estado jamás en esa alcoba. Y entonces alguien, que debió interpretar mi pensamiento en una forma indolente y cruel, se me acercó al oído para decirme:
-¿No te parece que da lástima, enterrar un mueble tan bello?". (1951)
G.García Márquez. Los muebles de la muerte. Obra periodística Vol.1 Textos costeños. Ed. Bruguera.
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