El día ha empezado
nubloso y grisáceo. Las previsiones nos dicen que con el paso del tiempo mejorara.
La Diada se expresa en una cadena humana que empieza en Le Perthus y acaba en
Alcanar. El gobierno central ha intentado impedir que la cadena humana se pudiese
prolongar más allá. El Tribunal Superior a rechazado los motivos que alegaba la Delegación del gobierno.
La Asamblea Nacional
Catalana organizadora de la Vía Catalana para la independencia, afirma el éxito
de la convocatoria, toda vez que había una inscripción previa para la cadena
humana. Si hace un año hubo un millón de participantes en la manifestación en
Barcelona, este año, se quiere una manifestación que quiere reflejar los
anhelos de la ciudadanía, al menos una parte de ella. El President Artur Mas convocó
elecciones con motivo de la manifestación de hace un año. Seguramente leyó mal
esa manifestación, porque los resultados electorales no fueron lo que él
esperaba. Sin embargo, el gesto democrático de avanzar elecciones, le honra.
Hay que recordar que tenía una confortable mayoría parlamentaria.
El tiempo pasa de una
manera vertiginosa. La inercia soberanista se ha hecho más fuerte. La
posibilidad de un referéndum es un compromiso del President de la Generalitat,
irrenunciable. Lo ha dicho por activa y por pasiva. La consulta se hará. El
problema es que para hacerla requiere que el gobierno central la apruebe. El
art 92.2 de la Constitución establece
quien puede convocarla. Y el Presidente del gobierno no parece que vaya a dar
luz verde para la consulta.
¿Qué hubiera pasado si
el “Estatut de Catalunya” no hubiese sido laminado por la Sentencia del TC? La
respuesta más probable es que estaríamos ante la posibilidad de un Pacto Fiscal
que el gobierno central se encargo de rechazar de plano. Ahora no vale el Pacto
Fiscal, ahora viene la consulta al pueblo catalán. He dicho que desde el
gobierno central se rechaza esa vía del referéndum. Es contradictorio que en base a la Constitución
se niegue el derecho a una consulta. El nacionalismo catalán no quiere estar
dentro de España. Las retóricas de la intransigencia de unos y otros, nos llevará
a escenarios nunca transitados.
La primera etapa de ese
itinerario empieza hoy. Del éxito o fracaso dependerán las siguientes etapas.
Todas las televisiones del mundo darán imágenes de la manifestación. El
gobierno central deberá empezar a tomarse en serio el “problema catalán”. Hasta
ahora no ha sido capaz de querer entenderlo.
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