En clave catalana el tripartito parece moderadamente feliz, mientras que CiU pasa por radicalizar sus posturas maximalistas para hacer olvidar el anterior pacto con el PP que tuvo consecuencias funestas. En la oposición y sin los medios de comunicación a mano, su discurso se hace reiterativo y poco creíble.
¿Cómo mejorar la financiación en tiempos de crisis? Las recetas clásicas varían según las posiciones ideológicas: intervencionismo piden unos, pero eso genera déficit público; aumento de impuestos, todos, derecha e izquierda, parecen ponerse de acuerdo en que no haya subida de impuestos, aunque las rentas del trabajo son sobreexplotadas en detrimento de las rentas del capital que son siempre mimadas con un celo digno de mejores causas.
Se trata, dicen unos, de gestionar de manera más eficiente los presupuestos autonómicos. El Banco de España podría ilustrarnos con las balanzas fiscales para saber a ciencia cierta, como gastan y gestionan la hacienda pública las autonomías. Por ejemplo, ¿se puede subsidiar eternamente, un tipo de actividad agrícola que genera empleo durante cuatro o cinco meses al año y el resto se cubra con subvenciones?
¿Qué han estado haciendo las Autonomías durante estos últimos treinta años? ¿Por qué sigue existiendo esas diferencias tan importantes entre, por ejemplo, Extremadura o Andalucía y, pongamos, Navarra, Madrid o Cataluña? Desgraciadamente, de estos asuntos se ha hablado poco y mal. El escenario adecuado, el Senado, no ha servido como foro de debate, para plantear los problemas y vislumbrar soluciones. En este caso los gobiernos autonómicos son responsables de sus deficiencias. Los votantes que revalidan a los gobernantes son también corresponsables.
Mientras que todas las Autonomías podrán clamar al cielo para lamentarse o felicitarse, hay dos CCAA que parecen que todo lo tienen solucionado. Al menos en el plano económico. ¿Tan bueno es ese modelo que hace que no digan ni pio ni los navarros ni los vascos? Porque si es tan bueno, ¿por qué no se ha extendido ese modelo?
Finalizo, con una nota de estupor y verguenza. La muerte por un" terrorífico error profesional" ha sido la causa de la muerte del bebé de Dalila Mimouni, la joven de 19 años que fue la primera víctima mortal de la nueva gripe en España. El Hospital Gregorio Marañon de Madrid ha explicado el suceso, en un error que ha supuesto la muerte el bebé. El padre del bebé muerto, Mohamed, ha tenido que sufrir, primero la muerte de su jóven esposa y ahora la de su hijo. Lo único que se puede decir en estos casos, es acompañar en el dolor a ese esposo y sus familiares en una situación límite.