dilluns, 5 de juliol del 2010

El niño Jesús y Pomponio Flato


He leído con interés y humor la novela de Eduardo Mendoza "El asombroso viaje de Pomponio Flato"(*). Lo menos que se puede decir del libro es que es ameno y distrae. 


El escenario es Palestina. Pomponio es un "erudito"  que viaja por el imperio romano en la búsqueda de aguas milagrosas. El azar quiere que se encuentre en medio de un enredo en Nazaret. El caso es que un carpintero, José, está  condenado a la crucifixión por la muerte de un rico comerciante, Epulón. Y para supervisar la orden Pomponio se encontrará en el camino al tribuno Apio Pulcro.




El enredo empieza cuando un niño se le aparece en el "hospedaje" que ha sido asignado por el magnánimo Apio Pulcro. El niño es hijo de José y le pide a Pomponio que investigue el caso, pues, afirma que su padre no ha matado a nadie.

Los hechos y las situaciones se suceden a ritmo vertiginoso. Pinceladas detectivescas, situaciones inverosímiles, personajes que van apareciendo para complicar la madeja. Intriga, enredos, pasiones, azar, etc., se mezclan en esta obra para descubrir un mundo en un pequeño rincón del imperio romano. Las apariencias engañan, los potenciales culpables se multiplican. La obra bien pudiera considerarse un evangelio apócrifo, dónde José, María y Jesús son tan humanos que el sueño de trascendencia queda desterrado de todo horizonte.

En definitiva, una obra que se deja leer con amenidad y humor, un ejercicio que demuestra el talento enorme de un escritor como Eduardo Mendoza que siempre se espera de él mucho más.



Nota:

(*) Eduardo Mendoza "El asombroso viaje de Pomponio Flato". Ed. Círculo de Lectores.Barcelona, 2008

dijous, 24 de juny del 2010

Dolor y responsabilidad


La noche mágica de San Juan ha querido ser de funestas consecuencias. La trágica muerte de 13 personas y una decena de heridos algunos de extrema gravedad al cruzar por las vías de la estación de Castelldefels ha venido a demostrar el abismo  que hay entre las recomendaciones y la actitud de mucha gente que no hace caso a la prudencia y el sentido común.

La estación había sido remodelada hacia pocos meses. Se había mejorado el acceso a través de un túnel y unos ascensores para personas con movilidad reducida. Ayer por la noche muchos jóvenes esperaban pasar la noche de San Juan junto a la playa. Aglomeración de gente en el túnel y alguien debió pensar que para que esperar si se puede pasar “rápidamente” por las vías. La conducta humana es gregaria y si nos pasan los demás también. Este mecanismo es tan sencillo como humano. Sin embargo, en esas vías invadidas por gente que tenía mucha prisa para ir a la playa se encontraron con el tren que circulaba hacia Barcelona.





Inmediatamente después del accidente se activaron todos los mecanismos para intentar ayudar y paliar el desastre. Es bueno saber la eficacia de los servicios de emergencias. Pero la muerte deja tras de sí un reguero de reproches y de culpas reales o imaginarias.

Tiempo habrá para determinar las circunstancias del accidente, pero habrá que tener en cuenta un dato objetivo. No se pueden atravesar las vías cuando había una salida aunque está estuviera en ese momento llena de gente.

Ahora toca identificar a los muertos y recuperar a los heridos. Y después una travesía de duelo imposible de saber las derivas que conllevan éstas. ¿Cómo sobreponerse a la muerte de un hijo? ¿Cómo entrar en su habitación sabiendo que no ha de volver? ¿Cómo remediar que no le dijiste que le querías? ¿Cómo intentar reprocharse a si mismo por lo que no estaba en su mano?

No es hora de culpas. La fragilidad humana se expresa en estas situaciones que podrían haberse evitado, pero que la condición mortal de los seres humanos hace que surjan en situaciones que no debieron  haberse producido.

Dolor y responsabilidad es lo que queda y cada uno de nosotros como ciudadanos y las instituciones deben asumir con todas las consecuencias. Accidente es lo imprevisible dado el orden natural de las cosas, pero en el caso comentado, si no hubiera habido personas en las vías, no hubiera pasado nada. Por eso la responsabilidad de las personas en sus acciones es esencial para valorar su comportamiento. Pero ahora el dolor lo invade todo como es natural. Tiempo habrá para que reflexionemos como sociedad sobre comportamientos que tienen consecuencias irreversibles y sin embargo, evitables.

dilluns, 14 de juny del 2010

Cercas y el 23-F

Javier Cercas.- Anatomía de un instante.

Javier Cerca se aproxima a lo que Thimothy Garton Ash habla de la “historia del presente”. El propio Cercas nos dice que no es estrictamente un libro de historia, pues, no es un historiador profesional. Tampoco es una novela de ficción que tiene como escenario el 23-F.

La ocasión para analizar el 23-F es la imagen del aún Presidente del Gobierno, Adolfo Suárez en el hemiciclo del Congreso solo junto a Gutiérrez Mellado y Carrillo en sus escaños. Esta imagen de desolación y abandono hace que Cercas se plantee diferentes preguntas que al mirar a ese pasado no tan lejano nos da la sensación que la memoria nos ha jugado una mala pasada.

Dice Cercas: “Es difícil acumular más falsedades en menos palabras, –hace referencia a la declaración institucional del Congreso- o eso pensé cuando leí ese párrafo: yo tenía la impresión de que ni el golpe carecía de respaldo social, ni la actitud de la ciudadanía fue ejemplar, ni el comportamiento de los partidos políticos y sindicatos fue responsable, ni, con escasísimas salvedades, los medios de comunicación y las instituciones democráticas hicieron nada por frustrar el golpe” (pág.15). Al leer ese párrafo caí en la cuenta que esa descripción tan poco halagadora no era la que creía que había sido. ¿Cercas nos describe con simplicidad lo que ocurrió? ¿Es verdad esa descripción de los hechos?

La narración de los hechos llama la atención especialmente la aventura disparatada de unos partidos políticos que jugaron con fuego. ¿Puede entenderse que el general Armada se reuniera en Lérida con Enrique Múgica –PSOE- para dar el visto bueno a un gobierno de concentración, saltándose la Constitución? (pág.62-63).  Resulta irónico que hoy Enrique Múgica sea el Defensor del Pueblo y haya interpuesto un recurso de inconstitucionalidad a lo votado en Cataluña por referéndum del pueblo de Cataluña. ¿He de suponer que Enrique Múgica y por extensión Felipe González desalentarán cualquier intento por acabar con el gobierno de Suárez?

La crónica de los hechos, los análisis que realiza y las elucubraciones que hace para rellenar los vacíos son todos verosímiles. La narración es de novela negra. La catástrofe siempre estuvo más cerca de los que nos hemos podido imaginar o nos han hecho suponer.

Uno de los elementos interesantes del relato es el papel del CESID y de Alberto Cortina, jefe de la AOME, que salió indemne del juicio a pesar que tres subordinados suyos adscritos a la AOME lo había señalado con integrante del intento del golpe.

La coartada de Armada y Milans era el Rey. En la noche del 23-F la Monarquía se jugaba su legitimidad, su ser o no ser. Y su apuesta fue la Constitución. Su mensaje era nítido. El orden Constitucional no puede ser dañado ni alterado por nadie. La intentona golpista estuvo cerca del éxito, pero afortunadamente no prospero. Las causas las enumera Cercas y sus elucubraciones son verosímiles.


El retrato de Suárez es soberbio. No porque sea la Verdad caída de los cielos, sino por la fuerza de convicción. Al final del texto aparece el secreto de Suárez y el porqué fue capaz de encandilar y hacer posible la transición: “Porque era como nosotros. Era de pueblo, había sido de Falange, había sido de Acción Católica, no iba a hacer nada malo, lo entiendes,¿no?”. (pág.428)






¿Qué hacías el 23-F de 1981? Recuerdo que iba desde Masnou a Sabadell. Iba por la Conrería en coche hacia casa, estaba escuchando la Cadena Ser por la radio del coche mientras se celebraba en el Congreso de los Diputados la investidura del nuevo presidente Leopoldo Calvo Sotelo. Y de golpe se oye: “¡Quieto todo el mundo!”. Lo impensable había ocurrido. Como dice Cercas, la parálisis general hizo mella en la ciudadanía. Tampoco fui una excepción, no tuve que esconderme ni nada parecido. Estuve pegado a la radio y al televisor hasta que apareció el Rey para anunciar que la Corona estaba en contra de cualquier aventura golpista. Me fui a la cama con el convencimiento que el golpe había fracasado, pero no sabía con exactitud lo que había pasado. Gracias a este libro me hago una idea de lo que pasó y pudo haber pasado. Y me dio cuenta asimismo de la pasividad con que todos nosotros actuamos. No salimos a las calles a protestar ante el golpe que había paralizado la vida social. Esa pasividad y su mala conciencia acompañará a toda nuestra generación.

Una obra imprescindible de la España actual. No es un libro de historia, pero es la historia contada por un escritor que sabe llevarte al escenario del 23-F de 1981 y te explica los entresijos que llevaron a la ejecución del intento de golpe de estado del 23-F.

dissabte, 5 de juny del 2010

Controversias políticas


En Cataluña la última la ha protagonizado uno de los representantes de la patronal. El señor Juan Rosell ha dicho que aquellos alumnos que no cumplan que se les quite el derecho a recibir ayudas. Naturalmente el señor Juan Rosell President de Foment del Treball ha hablado sin saber de lo que habla.

La educación es un derecho y como tal no es algo que se quita o se añada. Es verdad que hay muchos alumnos que no quieren estudiar. La LOE posibilita que estos alumnos puedan estar hasta los dieciocho años. Esta claro que los que alumbraron la ley tampoco saben de lo que hablan. El problema es que hay alumnos que tienen necesidades educativas y la Administración no quiere atenderlos de manera adecuada. 

La educación es vista por el señor Juan Rosell como corresponde a su cargo, un negocio. Pero la educación requiere tiempo. No se puede educar para una finalidad concreta como para acceder al mercado laboral. Otra cosa sería adiestrarlos para ese mercado laboral. No requiere demasiada preparación para ello. Pero educación y adiestramientos son cosas diferentes.




En el fondo es como si ahora la Generalitat hubiera dicho a los empresarios que todos aquellos que tienen que cerrar o han cerrado y han recibidos cualquier tipo de ayudas  gubernamentales tienen que devolverlas. Si seguimos el símil, las empresas que cierran son los malos alumnos. ¿Eso es lo que ha querido decir? ¿Le parecería natural al señor Juan Rosell tal medida? Está claro que salir en la prensa es muy fácil desde ciertas alturas. Pero con esas declaraciones uno se tiene que preguntar ¿en manos de quiénes estamos?

La otra noticia es la enésima campaña de propaganda de los auxilares de ETA para decir que quieren presentarse a las elecciones con la nueva bandera de proponer lo que ETA disponga. Se ha malgastado ríos de tinta sobre este asunto. La verdad es que Otegui y sus secuaces nos vuelvan a cantar hosanas de diálogo y paz resulta un insulto a la inteligencia. Lo único que estoy esperando es la noticia que ETA ha desaparecido para siempre. Afortundamente este hecho está siendo posible gracias no a los esfuerzos de esos servicios auxiliares ni a los esfuerzos del PNV sino gracias a la Ley de Partidos y la acción policial. 

Una súplica y un consejo para acabar. La súplica, que el embajador de Israel siga con lo suyo, es decir, la mentira más descarnada y cínica posible. Enseñar el "arsenal" de la flota enemiga para justificar el asesinato en aguas internacionales de nueve personas es simplemente demencial. El consejo es para buscar al asesino De Juan Chaos. Empezaría a buscarlo en Venezuela.






dijous, 3 de juny del 2010

De la sabana a la plancha


Leo en una edición de 26noticias.com.ar, vale no es el New Times ni la Biblia del Financial Times, que es capaz de decir lo que le conviene a todo el mundo, excepto de llamar la atención a los desaguisados del mercado, todas pertenecientes al magnate de la comunicación R.Murdoch. La noticia nos habla de experiencias religiosas en tiempos de crisis.

La foto que aparece es una plancha donde la señora Mary Jo Coady descubre nada más y nada menos que a Jesús el Hijo de Dios. La señora Mary no pasaba por su mejor momento, se había divorciado después de 20 años de matrimonio y además se encuentra en una situación delicada en el ámbito laboral. Seguro que el Financial Time tiene buenos consejos para la señora Mary Jo.



Como la vida es rutina y tiene dos hijas adolescentes la señora Mary estaba realizando las tareas domésticas de rigor, cuando le aparece en la base de la plancha esta figura que aparece en la fotografía. Las hijas han sido testimonio de tal evento. Seguramente, con la cámara digital de turno han inmortalizado el evento divino. Es posible que todo esto sea una tomadura de pelo y quieran rentabilizar el ansia de trascendencia que muchos anhelan.

Es posible que la señora Mary Jo tenga fuertes convicciones religiosas y por ello ha visto aquello que su fe le ha hecho creer. ¿Sí Dios puede estar entre fogones por qué no su Hijo en las planchas?.

La vida cotidiana está salpicada de situaciones extraordinarias. Allí donde uno vería simplemente una mancha producto del deficiente mantenimiento de la plancha, otros más poéticos y creyentes ven nada menos que a Cristo. Si el Vaticano da por bueno la Sabana Santa  ¿por qué no dar crédito a una plancha donde aparece su imagen?