dimecres, 25 de febrer del 2009

Política invisible


Las elecciones vascas y gallegas llegan a la recta final de una campaña plana y sin novedades, excepto, por el telón de fondo de los escándalos cinegéticos del ex-ministro Bermejo y el goteo cada vez más sonoro del otro escándalo de corrupción que afecta al PP. Mucho ruido mediático y papeleo en la Audiencia Nacional, de momento.

En una sociedad democrática, la alternancia en el gobierno, es un buen síntoma de ciudadanía. Las elecciones gallegas están en esa dinámica, y por ello, no suscitan especial interés. Por supuesto, si fuese ciudadano de dicha Comunidad estaría interesado en saber como piensan gestionar la crisis que afecta a dicha Comunidad. Emilio PérezTouriño y Alberto Núñez Feijóo más allá de las diferencias ideológicas mínimas, y máximas en la retórica, son los candidatos a gobernar dicha Comunidad. Es verdad que una de las llaves del poder está en la candidatura nacionalista del BNG, de Anxo Quintan. El modelo de alianza con los nacionalistas se está haciendo popular. El PP busca naturalmente, la mayoría absoluta, pues, no cuenta con la adhesión del BNG. Más allá de las diferencias y problemas que aparecen en dicha Comunidad con retórica nacionalista adherida del PSdeG como un "plus" de izquierdas,la normalidad es la tónica de esas elecciones y su interés se circunscribe a los ciudadanos de dicha Comunidad.

Sin embargo, otra cosa es la situación del País Vasco , desgraciadamente, mucho más turbia. La dinámica de ETA(NO), y sus atentados y sus servicios auxiliares en perpetuo movimiento hacia ninguna parte, distorsiona toda la dinámica democrática. Además la destrucción de locales del PNV y el PSE como siniestros mensajes de amenazas, enturbian aún más unas elecciones de difícil pronóstico. Las posibilidades de emergencia de un nuevo partido en la escena vasca, es de de incierto pronóstico. UPyD, el partido de Rosa Díez intenta colarse en el País Vasco, las dinámicas y la contabilidad aritmética no están de su parte. Veremos a dónde nos lleva. En la dialéctica del miedo de los comparsas de los asesinos de ETA(NO) se ha añadido un nuevo episodio que expresa el drama que se vive en el País Vasco. Me refiero al hecho de que una persona con un mazo a atacado una "herriko taberna" (bar) en Lazkao, como respuesta a los ataques de ETA a una de los locales de PSE que afecto a la vivienda de dicha persona. La ira personal como expresión de impotencia frente a la amenaza y chantaje permanente en el que viven los no nacionalistas.







Naturalmente, esos servicios auxiliares de ETA(NO) en permanente estado de guardia, han desplegado se habitual acoso y derribo contra todos y especialmente contra quien ha tenido la osadía de destrozar el bar de Lazkao. La primera consecuencia es el "destierro" a otra Comunidad. La impotencia del Estado se hace evidente, cuando un ciudadano, tiene que marcharse para no se blanco de los ataques de los servicios auxiliares de los terroristas. La retórica incendiaria es inversamente proporcional si ETA(NO) hubiese asesinado o atentado a personas o bienes, pues, en ese caso, su habitual silencio (cómplice) se hubiera hecho escandalosamente audible.

Lo que expresa ese hecho es una convivencia rota por ETA(NO) y unos sevicios auxiliares de ETA(NO) que si bien, no pueden acudir a las urnas en virtud de la legalidad, no tienen inconveniente en seguir estando en las instituciones para aprovecharse de ella y hacer escarnio de la democracia. Este estado de cosas, tiene naturalmente unos responsables, unos cómplices y unos observadores "imparciales". Los responsables son ETA(NO), sus cómplices, los servicios auxiliares, que aparecen con diferentes letras pero que no son más que las correas de transmisión del miedo y la intolerancia y un PNV que lleva gobernando desde hace dos décadas y que alguna responsabilidad tendrá en ese marco de convivencia desgarrado por el miedo y las pistolas que se llama País Vasco.


dimarts, 17 de febrer del 2009

Hospitalidad inhóspita. Conclusiones


1.- Las certidumbres de la era industrial –Estado de bienestar-, es sustituido por un horizonte de “precariedad”. En esta nueva etapa “sociedad líquida” (Z.Bauman) aparece un nuevo fenómeno de carácter estructural: la exclusión social.

2.- ¿Cómo combatir la exclusión social? Para combatirla es necesario reconstruir la solidaridad social y ampliar nuestra comprensión de los derechos sociales hacia una nueva “ética de la hospitalidad” (.D.Innerarity).



3.- La exclusión social hay que tratarla desde una lógica de la “inclusión social”. Ésta supone la necesidad de reformular la relación entre la economía y la política. El Estado de bienestar suponía que la redistribución de renta era consecuencia de un modelo de aseguramiento y solidaridad.

4.- Este modelo en la “sociedad líquida” es la que está en cuestión. La aseguración se ha desvinculado de esa solidaridad mecánica. En esta situación la lógica individualista prima sobre cualquier idea de solidaridad.

5.- Para forjar esa “ética de la hospitalidad” que suponga la “inclusión social” es necesario reivindicar el trabajo como concepto central. El trabajo permite reafirmar la autonomía personal y la integración social. La política debería forjar vínculos sociales para fortalecer esa dimensión solidaria.

6.- El problema de esa dimensión solidaria, requiere explicitar las diferencias entre los individuos y de ahí la necesidad de configurar un nuevo “contrato social”. Frente al “velo de la ignorancia” (J.Rawls) aparece la idea de reivindicar la diferencia aceptando la desigualdad.




7.- Las diferencias y las desigualdades en “la etapa sólida” (Z.Bauman) o industrial eran entendidas en términos de clase –económica-. Sin embargo, en esta fase líquida los factores son de índole cultural.

8.- En el ámbito económico y el político no debe haber tal abismo para establecer nexos de unión. El Estado ha cegado esta unión y debería reintroducir al individuo en lo “social y colectivo”.

9.- Hace una crítica de la “renta básica” o “indemnización universal” porque oscurece precisamente esa relación entre lo social y lo económico. En este modelo el asegurado podría cultivar su mundo privado –diferencias-, sin preocuparse de los demás –dimensión social-.

10.- La solución a la inserción no es más aseguramiento, sino más solidaridad a través del trabajo –actividad social-, lo que permitiría “configurar los derechos sociales bajo la forma de derechos de ciudadanía”.

dilluns, 16 de febrer del 2009

Votos y bombas racimo

La democracia israelí ha votado "cuanto peor, mejor". Los resultados expresan los propios designios autoimpuestos. La profecía se cumple. Los partidos políticos representados en el gobierno han buscado desde la invasión y asesinatos masivos de la población civil palestina, respaldo a su política. El resultado confirma los peores presagios. La población israelí se decanta por la destrucción del enemigo. Es cierto que la sociedad israelí es compleja y la fragmentación de votos expresa esa división. Sin embargo, los resultados confirman que la invasión era el escenario de la campaña electoral israelí y que el precio de esa compaña era la población civil palestina.







Los gobernantes israelís ya saben que cuando tengan problemas: crisis económica, los territorios ocupados, los asentamientos, el paro, la vivienda, etc., siempre se puede contabilizar muertos palestinos, a poder ser niños, para desviar la atención de la incompetencia gubernamental y los partidos afines.

Cuantas más bombas de racimo se siembren en los terriorios ocupados más votos se podrán recoger. Los muertos palestinos son indignos para que la opinión pública se moleste por ellos. Todo esto resulta descorazonador. La realidad es que el gobierno israelí y el Estado de Israel no quieren ser como cualquier país civilizado, prefieren ser los hoolingans del mundo occidental con sus excesos que son considerados como un mal que con el tiempo ya pasará, pero Israel no nació ayer, ¿hasta cuándo no empezará a madurar?

divendres, 13 de febrer del 2009

Hospitalidad inhóspita (y V)

D. Política y economía.

El tema central de esta última entrega es la relación complicada y deficiente a juicio de D.Innerarity existe entre ambas esferas. La existencia de un horizonte de precariedad hace que se “ rompen los vínculos sociales, como la lealtad, la responsabilidad o la cohesión”. La precariedad se ha instalado en el horizonte laboral y existencial. Existe una separación entre el desarrollo económico y el desarrollo social. Este proceso es el que actualmente está en el centro de la crisis actual y de ahí las dificultades para encontrar recetas para salir de esta situación.

En la actualidad se tiene la certidumbre que la política está al servicio de la economía, lo social al servicio del beneficio económico, pero”no puede ser tan grande la distancia entre el consumidor individual que busca el máximo de satisfacciones y el ciudadano consciente de sus responsabilidades en materia de cohesión social y de protección de la naturaleza”. Entre el agente egoísta de la economía y el ciudadano virtuoso, debe existir un nexo común, lo que llama “una dimensión societaria”. El problema de este nexo está en unas fronteras aparentemente insalvables. Piensa que mientras las barreras “del estado y la sociedad, entre lo público y lo privado” estén cerradas o incomunicadas seguiremos en la dinámica de un estado encargado de aplicar ciegamente una solidaridad mecánica y ciega al componente cívico.


“La otra frontera que debe relativizarse es la que separa la esfera económica de la social. Acabamos pensando que los salarios, los precios, los beneficios, los impuestos y las cotizaciones no tienen nada que ver con las relaciones sociales”. El divorcio entre economía y sociedad está en buena medida cegado por la función del Estado.Su función debería pasar por reintroducir al individuo en lo “social y colectivo”. El Estado debe tener objetivos y según D.Innerarity este es la inserción del individuo en las esfera del trabajo que abarca las esfera de lo social y económico.

Unos de los aspectos más sugestivos del texto es su crítica a la renta básica y la indemnización universal que según él, “reposan sobre una ocultación de la realidad social. Se naturaliza el paro, en vez de politizarlo.”. Piensa que este modelo podría subsistir dentro de la lógica economicista sin que repercutiese en su dimensión ciudadana. Unos ciudadanos que cultivarían sus propias preferencias sin tener que preocuparse por los demás, conduciría, viene a decirnos, en una sociedad más aislada y atomizada la solidaridad.

Se plantea la siguiente cuestión: “¿cómo pasar de una sociedad de indemnización a una sociedad de inserción? La respuesta se ha apuntado hace un momento. La reintroducción del individuo a la esfera del trabajo permitiría “configurar los derechos sociales bajo la forma de derechos de ciudadanía”.

dimarts, 10 de febrer del 2009

La hospitalidad inhóspita (IV)

C. La nueva equidad.

El presente apartado aborda una interesante diálogo entre D. Innerarity
y John Rawls. El diálogo empieza con la acusación de que el estado providencia partía de la idea de justicia como aseguramiento para todos. Lo social era entendido como riesgo frente a las eventualidades de la vida moderna. Pero esta manera de ver las cosas, según Innerarity, se fundaba en lo que Rawls llamaba “velo de la ignorancia” – Victoria Camps, en su libro “La imaginación ética” nos habla con claridad sobre el tema-. Pero este velo, viene a decir su interlocutor, ha sido desvelado, pues, se pregunta: “¿qué pasa cuando se sabe quienes son los ricos y los pobres?”.

Las diferencias en Rawls sólo eran admisibles si “pueden beneficiar a los más desfavorecidos”, supone “el desconocimiento de los destinatarios”. La desigualdad social de nuestras sociedades no es producto, según Innerarity, de la división de clases, sino “ de factores de edad o formación”. Los procesos de exclusión que afectan a grupos sociales extensos, hacen que la globalización o mundalización se vean con agentes disolventes de la solidaridad. Piensa Innerarity que la visión de Rawls de la justicia está vacía de virtudes políticas y se asemeja más a un “proceso lógico y mecánico”.

La respuesta a Rawls de Innerarity es la necesidad de profundizar y diferenciar “a los individuos, político y circunstancial”. La gestión de los conflictos –es decir, la política-, requiere consensos “sobre las categorías de lo justo y lo injusto” que va más allá de la igualdad mecánica que propugna Rawls.


Al decir de Innerarity, Rawls prefiere una solidaridad puramente mecánica –procedimental- a la necesidad de una “dimensión voluntaria”. “El velo de la ignorancia”, suponía que cualquiera podía estar en situación de vulnerabilidad, pero en la actualidad, nos hemos hecho transparentes, no queremos velos, pues, imaginamos que sabemos dónde estamos –principio de la diferencia-. La nuestra sociedad aspira a las diferencias, pero esto tiene costes, pues, aparecen tensiones derivadas de las diferentes posiciones con respecto a la exclusión.

“El Estado sería mejor aceptado cuando los mecanismos que pone en marcha sea explícitos para todos” (Rosanvallon). Es decir, existen demasiadas “irregularidades” de todo orden que hacen de esas irregularidades sea el lubricante del funcionamiento del Estado –“los pequeños privilegios, la extrema heterogeneidad de la condicional salarial, la falta de equidad en el trato fiscal.”-.

La democracia no es solo consenso –Rawls-, sino disenso –J.Muguerza-. La dinámica actual del Estado de bienestar como “una máquina para realizar transferencias entre generaciones está produciendo desequilibrios inéditos”. Por ello es necesario un nuevo contrato que vaya más allá de la “reducción de las desigualdades” e integre nociones como “equidad intergeneracional o una nueva igualdad de oportunidades”. Estás ideas suponen repensar el modelo de equidad cuyo ejecutor era el Estado de bienestar –modelo impersonal y ciego a la política-, por otro modelo.

Marejada política

Las noticias se suceden a una velocidad digna de mejores causas. Veamos. El PP está acaparando portadas con sus líos domésticos de muy bajo vuelo. Primero, los casos de presuntos espías que elaboraban información (in)digna de una república bananera. Después antiguos proveedores del PP en una trama de corrupción investigada por la Audiencia Nacional. Algunos de los presuntos implicados habían sido invitado a la boda de la hija del anterior Presidente del Gobierno.




He oído a ciertos tertulianos afirmaciones como que el PP está en vías de desintegración. Seguramente el tertuliano expresaba un deseo más que un hecho. La base del electorado del PP es demasiado estable para pensar que un partido con vocación de gobierno pueda desaparecer. Lo cierto es que las luchas internas entre la Sra. Esparanza Aguirre y los "nuevos" dirigentes del PP es por lo menos sorprendente. No quiero ni pensar si se diera un caso similar en Cataluña.

En segundo lugar, ETA y su colaboración en las elecciones vascas. Atentado contra Ferrovial. El Tribunal Supremo ha anulado las candidaturas de los "servicios auxiliares de ETA" (F.Savater). En cualquier otro país de Europa está situación grotesca que se repite cada vez que hay elecciones estaría resuelta. Pero después de cuarenta año y cerca de mil muertos no hemos llegado a una solución satisfactoria. La única vía es el cumplimiento de las leyes. Que se cumpla la Ley de Partidos.

En tercer lugar, Rosa Díaz. El partido que preside Unión Progreso y Democracia, es visto cada vez más como la quintaesencia de las esencias patrias. La izquierda descubre que ser nacionalista es rentable electoralmente, el caso catalán es paradigmático. En el caso vasco, el nacionalismo se mezcla con el terrorismo, dando lugar a una combinación insufrible -amenazas de muerte-para los no nacionalistas.

¿Qué pasa con el bilingüísmo en España? Rosa Díaz es la abanderada del bilingüísmo,y piensa que si las Comunidades adquieren todas las competencias, entonces ¿qué competencias tiene el Estado?. La cuestión es lo suficientemente importante para poder hablar. Sin embargo, desde las Autonomías no se puede ni plantear esta cuestión. Desde el nacionalismo se hace bandera contra el Estado centralista. De este tema ya he hablado en el artículo que titulaba "Lengua de trapo".

Es antidemocrático impedir una manifestación aunque el lema de está no guste a algunos. Y esto es lo que sucedió el domingo en Santiago de Compostela. El tratamiento televisivo fue escandalosamente manipulador. El partido de Rosa Díaz UPyD es visto con recelo desde la derecha y la izquierda. Seguramente, muchos no se han leído el ideario programático que como todos, tendrá aspectos cuestionables, pero son de naturaleza democráticos. Veremos en las elecciones vascas y gallegas el apoyo a UPyD. Suerte.

Por último, he oído una interesantísima disertación de Germà Bel,que es catedrático de Economía, hablar con conocimiento de causa del tema de Spanair. La operación está al servicio de Lufthansa. Las aspiraciones de conseguir ser centro de operaciones transoceánicas es pura ilusión. Los números cantan, viene a decir el Sr.Bel, y el resto es hacer política ficción. Mal que pesa a todos, Cataluña como entidad política es inexistente. ¿Cuándo comprenderemos esto? De acuerdo, cuando seamos una nación. Pero de eso ya hablaremos en otra ocasión.

dijous, 5 de febrer del 2009

La hospitalidad inhóspita (III)

Aseguración y solidaridad.

En este apartado, se centra la discusión entre la aseguración y la solidaridad. En el estado de bienestar la aseguración funciona como “una mano invisible generando “seguridad y solidaridad” sin intervención de los ciudadanos.

Se asiste, piensa nuestro autor, a “una perversa espiral de autodestrucción de la solidaridad”, como consecuencia de la separación entre “indemnización e inserción”. La indemnización es una técnica, mientras que la inserción es un valor que afecta a la solidaridad. Piensa D.Innerarity que hay un olvido de la dimensión social con referencia a las prestaciones sociales. Éstas forjan “un vínculo social” y expresan “una forma de igualdad”. Se llega aquí a una cuestión crucial. La indemnización no es expresión de la solidaridad, sino que “refuerza la lógica individualista” en perjuicio de la solidaridad. En esta dinámica el ciudadano desaparece para convertirse en “víctima” y, según nuestro autor, se desliza hacia una lógica de la reparación caritativa” incompatible “con nuestro sentido de la dignidad individual”.






Plantea una exigencia de orden ético-social: “mantener la inserción por el trabajo como la piedra angular de una lucha contra la exclusión”, afirmará que “el reconocimiento de la utilidad social es más importante que la recepción de una indemnización económica”. Sobre esta cuestión y los efectos perversos que producen en los individuos véase las páginas de R.Sennet en su libro “La corrosión del carácter”. Piensa Innerarity que el subsidio no puede equipararse a la actividad del trabajo, pues, con el subsidio, el individuo se perfila como víctima y pierde presencia pública, se hace invisible e inservible en el orden político; mientras que en el caso del trabajo, le permite hacerse visible y “garantiza a la vez la autonomía personal y la integración social”.

La inserción pretende aunar “el auxilio económico y participación social”, es decir, aseguración y solidaridad. La noción de inserción debe hacernos reflexionar que la visión meramente aseguradora borra la dimensión social y política del problema. La política debería forjar vínculos sociales para fortalecer esa dimensión solidaria, pero se encuentra que para hacerlo tiene que explicitar las diferencias entre los ciudadanos, y de ahí la necesidad de configurar un nuevo “contrato social”.