Auto de fe de Elias Canetti, OC
III, Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. Cada semana tengo la intención de reseñar los capítulos de esta obra esencial de Canetti. Será algo así como una novela por entregas (30).
En el capítulo “El paseo” (1) aparece el personaje central
Peter Kein, sinólogo, excéntrico, que tiene una pequeña charla, él que no se
molesta en hablar a nadie, con un niño, delante de una librería. A Kein le
llama la atención el interés del niño por los libros, su pasión. Después de
despedirlo con un vago compromiso para que el niño pueda ver su biblioteca,
vuelve a su rutina habitual paseándose entre las siete y las ocho, de la
mañana, a la búsqueda de algún libro, mientras se pasea, oye una conversación
extraña. Alguien pregunta por una calle, al parecer el interpelado no dice
nada, y el interlocutor amablemente vuelve a preguntar, Kein está pensando que
la calle por la que preguntan es justamente la que están transitando. El tono
de la conversación sube de tono, las preguntas se hacen más apremiantes, “Oiga, ¿está usted sordo?”
(pág.15). Sube el nivel de indignación de la persona que ha preguntado por la
calle Mut. Finalmente, desesperado lanza un empujón contra la persona que no
responde, ¿resulta que era nuestro mudo profesor Kein!
Kein en su despacho labora en su estudio
anotando minuciosamente todo cuanto le ha sucedido. Su memoria era prodigiosa.
En su tarea esa capacidad es de mucha ayuda. Sus notas las apuntaba en un
cuaderno cuyo título era ESTUPIDECES.
Apuntó lo sucedido en su paseo matutino. Claro que entre lo sucedido y su
interpretación quien salía peor parado era quien tuvo la ocurrencia de
preguntar por la dichosa calle Mut.
Su biblioteca era la más importante de la
ciudad. Vivía en la calle Ehrlich, número 24, cuarto. Su casa era su
biblioteca. Vivía para ella y se sentía como pez en el agua. ¡Cómo alguien
puede no tener una pequeña biblioteca! Toda su vivienda está al servicio de ella.
El único que apenas tenía espacio era Kein. Mientras los libros ocupaban toda
la casa.