Estos días están apareciendo comunicados y contracomunicados dentro de ERC. J.Carretero habla de la necesidad de patriotismo y dignidad. Como eco de este artículo, J.Renyer afirma que la dirección (ERC) “liquida la dissidència interna”. J.Renyer acompaño a Carod-Rovira en su entrevista con "dirigentes de ETA". Inconsciencia política.
¿Qué pasa en ERC? La respuesta es lucha de poder. Carod-Rovira y Puigcercós han copado la dirección. La acción de gobierno -la Generalitat es expresión del Estado-, hace que entre las palabras y las acciones haya un desequilibrio evidente. Los marginados en los procesos de organización del partido independentista se sienten dolidos y excluidos. La alternativa es: independencia o tripartito. Además, ¿es posible un acuerdo entre CiU y ERC? Estos ejes son los que están en la base de estos conflictos que, naturalmente, sólo tienen resonancia mediatica doméstica.
Es llamativo que mientras el paro sigue su escalada imparable, los acuerdos entre Gobierno central y autonómico no llegan, los disidentes de ERC encuentren como tema central de su indignación, cuestiones de orden profundamente desestabilizadoras. ¿Acaso no recuerdan, el boicot a los productos catalanes, que supuso una auténtica guerra de nerviosos del empresariado catalán? Eso en el ámbito más epidermico, porque hace referencia al bolsillo.
¿Es posible que la transición española no haya acabado aún? Al parecer los disidentes de ERC querrían simplemente la independencia de Cataluña. Están en su perfecto derecho de proponerlo. Pero, ¿cuentan con los votos suficientes? ¿Cuentan con la posible fractura de orden social que esa aventura podría conllevar? Según parece, el problema es de orden político, con la independencia, vienen a decirnos, todos los males de Cataluña desaparecerían. ¿No es eso, aventurismo de la peor especie, cuyo coste será pagado por los ciudadanos de Cataluña? ¿No supone una falta de respeto a los problemas reales que afectan a los ciudadanos?
Se dirá que los problemas que padece Cataluña se resolverían satisfactoriamente mediante la independencia. Pero esa afirmación es contrafáctica. Lo que deberían hacer nuestros gobernantes -autonómicos y central-, es plantearse seriamente, como encarar la financiación, como garantizar la sanidad, la educación, las infraestructuras de tal forma que fueran justas para los ciudadanos y no para los territorios. ¿Acaso es una misión imposible?
¿Qué pasa en ERC? La respuesta es lucha de poder. Carod-Rovira y Puigcercós han copado la dirección. La acción de gobierno -la Generalitat es expresión del Estado-, hace que entre las palabras y las acciones haya un desequilibrio evidente. Los marginados en los procesos de organización del partido independentista se sienten dolidos y excluidos. La alternativa es: independencia o tripartito. Además, ¿es posible un acuerdo entre CiU y ERC? Estos ejes son los que están en la base de estos conflictos que, naturalmente, sólo tienen resonancia mediatica doméstica.
Es llamativo que mientras el paro sigue su escalada imparable, los acuerdos entre Gobierno central y autonómico no llegan, los disidentes de ERC encuentren como tema central de su indignación, cuestiones de orden profundamente desestabilizadoras. ¿Acaso no recuerdan, el boicot a los productos catalanes, que supuso una auténtica guerra de nerviosos del empresariado catalán? Eso en el ámbito más epidermico, porque hace referencia al bolsillo.
¿Es posible que la transición española no haya acabado aún? Al parecer los disidentes de ERC querrían simplemente la independencia de Cataluña. Están en su perfecto derecho de proponerlo. Pero, ¿cuentan con los votos suficientes? ¿Cuentan con la posible fractura de orden social que esa aventura podría conllevar? Según parece, el problema es de orden político, con la independencia, vienen a decirnos, todos los males de Cataluña desaparecerían. ¿No es eso, aventurismo de la peor especie, cuyo coste será pagado por los ciudadanos de Cataluña? ¿No supone una falta de respeto a los problemas reales que afectan a los ciudadanos?
Se dirá que los problemas que padece Cataluña se resolverían satisfactoriamente mediante la independencia. Pero esa afirmación es contrafáctica. Lo que deberían hacer nuestros gobernantes -autonómicos y central-, es plantearse seriamente, como encarar la financiación, como garantizar la sanidad, la educación, las infraestructuras de tal forma que fueran justas para los ciudadanos y no para los territorios. ¿Acaso es una misión imposible?