dissabte, 6 d’abril del 2019

Egipto: Luxor (Medinet Habu)

Día 3

Acabada nuestra visita al Valle de los Reyes –a tres tumbas- hemos salidos disparados, había que esperar una guagua para trasladarnos al principio del recorrido en el Valle de los Reyes. No contentos con lo visitado, hemos acabado de decidir, en votación democrática, visitar el templo de Medinet Habu. El templo es magnífico. Una sorpresa que contrastaba con la sensación de vacío que me había dejado Dair al-Bahari. 


Roland Unger





Un poco de historia

Medinet Habu. Ramsés III (1186-1154 a.C.) hizo construir esta ciudad-templo en el emplazamiento de la colina primordial donde Amón apareció por primera vez. El paraje fue denominado «Unido a la eternidad» o, más exactamente, «Lo que fusiona la eternidad»”


Ramsés III y Amón


Detalle de prisioneros 

“Medinet Habu es el ejemplo más sorprendente de ciudad-templo. Además del gran templo del faraón, son todavía visibles otros edificios sagrados y los vestigios de un palacio, habitaciones de los sacerdotes, un lago sagrado, un nilómetro, talleres, locales administrativos, almacenes, graneros, una biblioteca, establos y pozos. Más de sesenta mil personas trabajaban aquí.



Tropezaremos con la sorprendente imagen de las dos torres fortificadas (n.º 1) que custodian el acceso al territorio sagrado y lo convierten en un templo-fortaleza. La elección de esta arquitectura, inspirada en un modelo sirio-palestino, obedece a razones mágicas. Ningún adversario podrá cruzar nunca esta barrera y apoderarse de este edificio. Faraón ha inscrito sus victorias en la piedra, él es el halcón Horus sobrevolando los cielos; aparece como el Sol y Cielo y Tierra se alegran de su acción pues su corazón es sabio y su discurso perfecto. Las torres constan de varios pisos donde se abren ventanas; sus bordes descansan sobre las cabezas de enemigos vencidos. Los adversarios de ayer se han convertido, por tanto, en soportes de aberturas por las que pasa la luz*.”






Detalle de las ofrendas del enemigo*







Detalle

  

Frente a sus capillas, un pequeño templo (n.º 3). Construido por Amenhotep I, fue ampliado por los tres primeros Tutmosis y por Hatsepsut. Sin duda es el lugar más sagrado de Medinet Habu, puesto que se erigió en el emplazamiento del «cerro de Djeme» bajo el cual están enterradas las ocho divinidades primordiales que existían antes de la creación del mundo y favorecieron el nacimiento de la luz. Después de haber preparado las condiciones necesarias para la vida en la tierra, durante una edad de oro en la que «la espina no pinchaba, en la que no había cocodrilo captor, ni serpiente que mordiera», las Ocho fueron a descansar bajo un túmulo, reunidas en torno al Padre, Kema-tef, «el creador del instante». Considerándolas como sus antepasadas, el dios Amón les rendía homenaje cada diez días, así como durante la «Hermosa fiesta del Valle» en que los vivos comulgaban con los muertos resucitados*".





Los turistas

El lugar impresiona. Todo el templo, es una fortificación, grandiosidad, fuerza, expresión de la confianza en sus fuerzas humanas y sobrehumanas o divinas.  Sin embargo, el tiempo acaba con todo, no con su memoria. La entrada es grandiosa, las imágenes crueles sobre los enemigos de Egipto. La simbología es el reflejo del poder del Faraón Ramsés III, el alter ego de Amón. Su poder se extiende a todos los confines de la civilización. Los enemigos les espera la muerte y la esclavitud. La imagen en la que se ve una cesta de manos como ofrenda, es todo un símbolo.  


 Después de Medinet, nos hemos dirigido a la motonave que debía zarpar a las 13.30h. De ahí, el trajín matinal y las prisas para poder cumplir con el programa y el horario. Hemos vuelto a cruzar el Nilo en las mismas embarcaciones, las mismas prisas, las mismas órdenes lanzadas para llenar las embarcaciones. ¡No había nada glamoroso en este despliegue de intereses económicos!


Sobre las 13.30h con puntualidad no sé si egipcia o lo que sea, hemos podido comer y descansar en la motonave. Por fin, un descanso en condiciones, ver deslizarse el Nilo, y nosotros, junto con otras motonaves, haciendo el mismo trayecto, sólo podía significar, que las visitas a los restantes lugares turísticos, estaba garantizada la aglomeración y el agobio de turistas. La comida y la cena eran en un bufet muy digno. Había de todo para todos los turistas. ¡Cuánta comida debe sobrar? ¿Qué deben hacer? Mañana nos espera más sorpresas. La puesta en marcha es a una hora decente, a las 7h. 




Nota:

* Los textos en cursiva son si no se dice otra cosa son de Christian Jacq, La guía de viaje al Egipto de los faraones, ed.Planeta.


* Cuenta Elias Canetti, lo siguiente sobre Ramsés III: " (...) tuvo que luchar de nuevo contra los libios. El número de trofeos se elevó en este caso a doce mil quinientas treinta y cinco piezas. Está claro que estos macabros cargamentos de despojos sirven para hacer visible al pueblo en forma reducida y transportable el montón de enemigos muertos. Cada uno de los caídos contribuye con una parte de su cuerpo al montón, y es importante que, como trofeos, todos se asemejen". (Masa y poder, OC, vol. I, pág. 76-7)

divendres, 5 d’abril del 2019

Egipto: Luxor (Valle de los Reyes)

Día 3


Con la sensación de haber perdido el tiempo, nos encaminamos hacia el Valle de los Reyes. Cada vez hacía más calor. Una carretera bien asfaltada, unos parajes escarpados, un lugar para las emboscadas y la huida, lugar remoto e inaccesible, excepto, para los saqueadores de tumbas, y después, los turistas que estamos a cientos.






Un poco de historia

Tal como nos dice Christian Jacq, el Valle de los Reyes, fue elegido por Amenhotep I (1551-1524 a.C). Sin embargo, el primer rey en esperar la inmortalidad, fue Tutmosis I (1524-1518 a.C). El último fue Ramsés XI (1098-1069 a.C.). El lugar fue, primero saqueado y posteriormente, olvidado.

Sin embargo, “En 1922 se produjo un milagro: después de un trabajo titánico y al borde de la desesperación, Howard Cárter vio cumplido su sueño: encontrar la tumba de Tutankamón. Cuidadosamente oculta, contenía todavía todas sus riquezas*.” 

El paraje, sigue provocando sorpresas, así, por ejemplo, la tumba nº 5, fue John Ganer Wilkinson, el inventor de esta enumeración de las tumbas, en 1827. En dicha tumba han aparecido la de los “hijos reales” de Ramsés.






El nombre egipcio del Valle era sekhetaat, «la gran pradera», en referencia a un paraíso celestial que la mirada del resucitado puede contemplar al final de un recorrido de orden iniciático que revela el mismo plano de una tumba: un umbral que sólo puede ser cruzado si se respeta la ley de Maat, un corredor que desciende hasta el corazón de la Tierra, el paso sobre un pozo que contiene la energía de Nun, las salas con pilares donde están inscritas las fórmulas del conocimiento que permitirán al rey encontrarse con los dioses y superar los obstáculos, y la sala del sarcófago (el «señor de la vida»), la Morada del oro donde se realiza la transmutación en luz*.”

Beechey, Henry William

Tumba de Stethy I





En una carta del 26 de mayo de 1829, Jean-François Champollion supo intuir el tema central desarrollado en las tumbas del Valle: «Durante su vida, semejante al sol en su carrera de Oriente a Occidente, el rey debía ser el vivificador, el iluminador de Egipto y la fuente de todos los bienes físicos y morales necesarios para sus habitantes. Muerto el faraón, se le comparó entonces, naturalmente, con el sol poniente y descendiendo hacia el tenebroso hemisferio inferior, que debe recorrer para renacer de nuevo por el Oriente y devolver la luz y la vida al mundo superior (el que nosotros habitamos), del mismo modo que el rey difunto tenía que renacer, bien para continuar sus transmigraciones o bien para habitar el mundo celestial y ser absorbido en el seno de Amón, el Padre universal*».”




El viaje de la barca solar comprende doce etapas, las doce horas y regiones de la noche. Según la expresión de Champollion, navega «por el río celestial, sobre el fluido primordial». En proa se encuentra Sia, la intuición que la guía en las profundidades de la energía original y el cuerpo de la diosa Cielo. Tiene que reducir a la impotencia a la serpiente Apofis, que sin cesar intenta desecar el río vital*.”

Los turistas

Nuestra excursión al Valle de los Reyes, suponía entrar a tres de ellas. Hemos hecho el recorrido desde la más alejada hasta la de Ramsés III. Bellamente labrada en piedra reproducía el tránsito a la eternidad.




Cortesía de Lola

Cortesía de Lola

Cortesía de Lola

Cortesía de Lola

La elección de las tumbas fue a cargo de Ahmad, nos dijo que en la primera que visitamos, la más alejada de las tumbas, y por tanto, con poca gente, tenía la particularidad de que las pinturas, estaban una parte de ellas, sin acabar, mostrando así, el proceso de realización.

El contraste entre el calor y la luz  cegadora del exterior, y las sombras y la iluminación interior, así, como la temperatura moderada, hacían de la visita a las tumbas, un buen momento para la observación y la contemplación.




Nota:

Los textos en cursiva son si no se dice otra cosa son de Christian Jacq, La guía de viaje al Egipto de los faraones, ed.Planeta.

dijous, 4 d’abril del 2019

Egipto: Luxor (Colosos de Memnón y Al Dair Al Bahari)

Día 3

Luxor y Karnak se encuentran en el lado oeste del Nilo, eso significa, la frontera de la vida. La vida humana y los templos se encuentran ubicados a este lado del río de la vida que es el Nilo. Para acceder al lado oeste es preciso atravesar el Nilo. Allí se encuentran la necrópolis. 






Había dos opciones de viaje para llegar a los templos del lado oeste, o bien por carretera, o bien unas barcazas, hemos utilizado este medio de transporte por ser el más rápido. Mucha gente, atravesando el río, algunos adolescentes conducían las barcazas. El desplazamiento ha sido exótico y lleno de encanto. Para los adolescentes, era trabajo.

En el trayecto hacia Al-Deir Al-Bahari, junto a la ladera de una montaña, quemada por el sol implacable, hemos recorrido el camino lleno de vida y vegetación, el trabajo humano se nota gracias al agua que riega estas tierras. Hemos parado para contemplar a los gigantes de Memnón.






Campos de cultivo: filtro


Colosos de Memnón

© FOTO: HASSAN AMMAR / AP PHOTO / GTRES


La visión de los gigantes, muy deteriorados, resulta incongruente con el paisaje agrícola que lo rodea. “Dichos colosos son vestigios del gran templo de los millones de años construido para Amenhotep III por su maestro de obras, Amenhotep hijo de Hapu. Los canteros utilizaron un único bloque de gres para cada estatua.”

El ka de Amenhotep III está sentado en un trono gigantesco donde figura un acto ritual esencial, la unión de las Dos Tierras: dos dioses Nilo vinculan el lis, símbolo del Alto Egipto, y el papiro, que lo es del Bajo Egipto. Como animadoras de la energía real, la madre y la hija del rey están presentes a uno y otro lado de las estatuas.”

En el año 27 a. J. C., un terremoto sacudió la región tebana y dio una inesperada reputación a los colosos. Bajo el impacto del choque, el coloso situado más al norte sufrió importantes daños. Las fracturas hicieron «trabajar» la piedra, creando un curioso fenómeno por el cual el coloso parecía emitir sonidos, una especie de canto al salir el sol.”


                     

Alguien pensó entonces en Memnón, el héroe etíope muerto durante la guerra de Troya, y se le atribuyó aquel desgarrador lamento que se oía cada vez que nace el día. Su nombre, en efecto, se aproximaba al egipcio menu, «el monumento», un término que servía para designar a los colosos. Su madre, la aurora de rosados dedos, respondía a la llamada creando el rocío que devolvía la vida a su hijo. ¿Acaso el ka, presente en los colosos, no revivía también cada mañana al pronunciar las palabras rituales: «Despierta en paz»?”

El milagro se hizo célebre en el mundo antiguo, en 130 a. J. C., cuando el emperador Adriano, un apasionado del orientalismo, acudió a escuchar en varias ocasiones el extraño concierto de la piedra. Y fue otro romano, Septimio Severo quien en 199 d. J. C., cometió lo irreparable… ¡restauró los colosos! Su intención fue buena; el resultado, sin embargo, deplorable: el canto cesó*”.

En el espacio del templo, se sigue trabajando y han aparecido algunos vestigios, entre ellos una sorprendente esfinge con cola de cocodrilo; finalmente, se encontraron dos colosos más, tendidos en el suelo, por detrás de los «de Memnón». "Precedían sin duda al segundo pilono y representaban también al faraón. Podemos esperar que muy pronto quedarán desenterrados y serán erigidos de nuevo, es decir, resucitados*. “

 Dair el-Bahari

138 Hatshepsut 2. El templo de Deir el-Bahari
U. SKRZYPCZAK / AGE FOTOSTOCK
 
Olaf Tausch
                       
                       Deir el-Bahari

Proyecto Djehuty


Un poco de historia

Dair al-Bahari se encuentra en la orilla occidental del Nilo, frente a Karnak, en un anfiteatro natural dibujado por un acantilado que pertenece a la cordillera líbica. Al sur, la montaña más sagrada entre todas, la Cima de Occidente, donde vela una diosa que acoge a «los justos de voz».”

“Nada concreto sabemos sobre el paraje con anterioridad al reinado de Mentuhotep (XI dinastía, hacia 2050 a. J. C.). Cinco siglos antes de Hatsepsut, este faraón construyó en Dair al-Bahari un primer santuario cuyos vestigios pueden verse justo al lado del templo de Hatsepsut.”

“«Primera de los nobles», «La que besa a Amón», «Poderosa en fuerzas de vida», «Verdeante de años», «Divina de apariciones», Hatsepsut era la esposa del rey Tutmosis II. A la muerte del rey, ella fue primero regente antes de convertirse en faraón, de 1498 a 1483 a. J. C.”


ARALDO DE LUCA

Hatsepsut


Detalle del templo de Hatshepsut



Przemyslaw "Blueshade" Idzkiewciz


“No hubo ni guerra civil ni enfrentamiento de facciones; se estableció una época apacible y próspera, durante la cual Hatsepsut y su genial maestro de obras, Senen-Mut, emprendieron la construcción de un templo con terrazas unidas por una rampa que subía hacia el acantilado. Recibió el nombre de djeser-djeseru, «el sagrado entre los sagrados». Y Hatsepsut lo colocó en el eje de su tumba del Valle de los Reyes*.”

Los turistas

Subir al autobús, el calor empezaba su labor de zapa. Nos hemos dirigido a uno  de los fiascos del viaje. Nuestro guía, Ahmad, nos ha dado una pequeña clase, sin duda, no llena de malicia acerca del Al-Deir. Se trata de una reconstrucción de la arqueología polaca, en la etapa socialista de Egipto, donde el templo fue profundamente trastocado. Nuestro guía, repito, estaba muy descontento del resultado final, sin embargo, ha insistido en cumplir con los monumentos escogido –no por nosotros-. Colas, una guagua que permite acercarnos desde la entrada de acceso hasta el recinto el templo. Antes hay que pasar por un bazar turístico. ¡Al menos estábamos a cubierto del sol! Eran las 11h, pero el sol era justiciero.

https://www.nationalgeographic.com.es/personajes/hatshepsut/fotos/1/12
KENNETH GARRETT / NGS









Hator







Lo cierto es que no hemos inspeccionado por dentro del templo. No sé si la sugestión de nuestro guía ha hecho el  milagro funesto de no comprobar por nuestros ojos lo que allí se exponía. Todo lo más nos hemos acercado a la primera rampa del templo. Vi cómo trabajan en el lado izquierdo, excavando. Ahora veo que tenía que haberme acercado hasta el final del recorrido. El calor y esas palabras revoloteando en mi cabeza, hizo el resto.


Nota:

* Los textos en cursiva son si no se dice otra cosa son de Christian Jacq, La guía de viaje al Egipto de los faraones, ed.Planeta.