2.- La construcción de la confianza, clarificación de las responsabilidades.
Al decir de Innerarity esta crisis es sobre todo una crisis de responsabilidad. La causa de esta crisis hay que buscarla en la combinación de debilidad institucional y fatalismo. Hay que replantear la responsabilidad social en un contexto global, en que la relación de los agentes sociales no está en consonancia con los resultados globales. El ejemplo de la crisis “subprime” es un buen ejemplo de lo anterior. Desplazar la responsabilidad hacia los otros, sin asumir los riesgos de las consecuencias que semejante conducta puede derivarse.
La nueva responsabilidad ha de llevarse a cabo mediante control y supervisión más que con regulaciones. Eso conlleva repensar una vez más el significado de la confianza –destruida por esta crisis global- y la responsabilidad. Hemos de pasar de la “irresponsabilidad organizada” (U.Beck) hacia una nueva configuración de la responsabilidad compleja (D.Innerarity).
3.- La inteligencia cooperativa.
Los Estados se baten en retirada ante las nuevas constelaciones de problemas que surgen al amparo de la globalización. Las respuestas han sido hasta ahora, unilaterales. Se requiere un nuevo planteamiento que asuma los retos que esta crisis está poniendo de manifiesto. Esta crisis no es como las anteriores. Su carácter global adquiere aquí toda su dimensión dramática. ¿Cómo dar orientación a esta nueva economía?
La falta de cooperación ha sido un factor causal de la presente crisis. Los foros internacionales no han sido capaces de diseñar políticas globales, porque priman intereses particulares. Las posibles soluciones pasan por una mayor coordinación de las políticas de regulación y suspensión financiera.
Nuestro autor plantea la necesidad de una “cooperación cognitiva”, es decir, “crear las condiciones para combinar óptimamente lógicas funcionales heterogéneas, estructuras de gobernanza y recursos de conocimiento, promoviendo de este modo procesos de aprendizaje colectivo”. Hay que decir que resulta excesivamente vaga esa apelación a esta “cooperación cognitiva”. Suena a un incondicionado que no se sabe cómo debería plasmarse en el orden político.
Hay que pasar de la confrontación entre los estados, entre los actores sociales hacia formas de cooperación. Los conflictos y las crisis, han de gestionarse mediante el recurso a la cooperación para resolver los problemas que tenemos planteados. Sin embargo, el autor no parece dar pistas sobre los agentes políticos que deberían llevar a cabo estos procesos.
Apunta lo que denomina “racionalización cooperativa” para llevar a cabo este reto. ¿Cómo fortaleces la previsión, la confianza y la responsabilidad? La respuesta que ofrece consiste en fortalecer el sentido de lo político, es decir, lo público y común, desde los espacios privados hasta lo global. No sé ve cómo deberíamos articular ese sentido de lo políticos si como quiere el autor no está en los debates entre estado y mercado, entre liberales y socialdemócratas donde está la raíz del problema, porque –D.I- los ve como causa del problema.